Luego, siendo levantado,
con las manos en el pecho
Da gracias a Dios del cielo
que en la noche te ha guardado.
También has de suplicar,
y con humildad pedirle
su gracia para servirle
y sobre todo agradarle.
Y no dejes de ofrecerle
todo cuanto has de hacer,
y en ti mismo proponer
de nunca más ofenderle.
Porque siempre te ha cuidado
aun cuando no quieras estar a su lado.
Piensa que la vida Él te ha dado
con propósito para ser premiado.
Autor: Antonio San Román Arias