
El afecto
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31/05/2025El respeto

«La libélula que escuchaba»
En un bosque lleno de flores y árboles altos, vivía una libélula llamada Sabrina. Sabrina volaba suavemente, y tenía un gran corazón.
Un día, los animalitos del bosque discutían sobre qué juego jugar.
—¡Carrera! —gritó el camaleón Tibitón.
—¡Escondidas! —dijo la llama Sally.
—¡Atrapados! —saltó el mono Peco.
Todos hablaban al mismo tiempo y nadie escuchaba. ¡Era un verdadero alboroto!
Entonces Sabrina levantó su patita y dijo con voz suave:
—¿Podemos escuchar a todos, uno por uno?
Los animalitos se quedaron en silencio. Nunca antes pensaron en eso.
Sabrina miró al camaleón.
—¿Qué querías decir tú?
Y así, uno por uno, todos compartieron su idea. Al final, decidieron jugar a un juego distinto cada día. ¡Todos quedaron felices!
El Tucán Pico, que lo había visto todo, sonrió y dijo:
—Sabrina nos enseñó lo que es el respeto: escuchar, esperar y ser amables.
Desde ese día, en el bosque todos se escuchaban con cariño, como lo hacía la libélula Sabrina